Córdoba, Capital de Al-Ándalus
Con
el Emirato y el posterior Califato de Córdoba, Andalucía vivió una época de gran apogeo económico y
cultural. Buena muestra de ello fue la construcción de la mezquita de Córdoba
en el siglo VIII y la ciudad-palacio de Medina al-Zahara en el siglo X.
Su
prosperidad económica se basó en una
rica agricultura y artesanía. Al-Ándalus se convirtió en un importante
productor de bienes que se exportaban a lugares tan lejanos como la India.
Al-Ándalus
fue también un destacado centro cultural y artístico. Se cultivó la poesía y se
desarrollaron las ciencias, la lengua árabe, la filosofía y la teología
islámica. Sus saberes se difundieron tanto por el mundo islámico como por el
cristiano.
EL ESPLENDOR DE LA SEVILLA ALMOHADE
De
los reinos de taifas que surgieron, más de la mitad estaban en territorio de la
actual Andalucía. El más próspero de estos reinos fue el reino de Sevilla, que
se anexiono los de Huelva, Algeciras, Ronda, Carmona y Murcia.
En
la época almohade, Córdoba mantuvo su
prestigio como centro cultural, pero Sevilla alcanzo su mayor esplendor, pues
fue elegida residencia de los nuevos reyes almohades.
Sevilla
aumento su población, se reconstruyeron sus murallas, se levantó un palacio
(palacio de la Buhaira) y una mezquita de grandes proporciones de la que hoy en
día se conserva su minarete, la popular Giralda. Para controlar las entradas al
puerto fluvial se construyó una torre defensiva, la Torre del Oro.
LA GRANADA NAZARÍ
LA GRANADA NAZARÍ
A medida que avanzaba la Reconquista, los distintos reinos
de taifas fueron conquistados por Castilla, excepto el reino de Granada. Así,
este fue durante más de dos siglos el último reducto musulmán de la Península.
Desde el año 1238, el poder en el reino de Granada estaba en
manos de una dinastía de soberanos nazarís iniciada por Muhammad I, que se
instaló en la ciudad granadina e inicio la construcción de una nueva alcazaba
en la Alhambra.
Su amplia fachada marítima mantenía el reino en contacto con
los musulmanes norteafricanos y con el comercio mediterráneo. Apoyado sobre una
actividad artesanal muy prospera, el comercio marítimo fue, para el reino de
Granada, una importante fuente de riqueza.
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