El
empeño de algunas monarquías por afianzar su poder y establecer un reino con
fronteras claras, originó numerosos conflictos entre monarcas europeos.
El conflicto
más grave fue la Guerra de los cien Años, que enfrentó a Francia e Inglaterra
entre 1337 de la corona francesa y por la pretensión del monarca inglés de ser
reconocido como rey de Francia.
Aunque
los ingleses ocuparon durante años buena parte del territorio francés, el
conflicto finalizó con la victoria de Carlos VII de Francia. Esta guerra fue el primer enfrentamiento medieval entre
Estados y no entre señores feudales
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